Hasta ahora no hemos tratado nunca la gran importancia de un asiento independiente y correcto. En general no se le suele prestar la debida atención. Adquirir un asiento correcto es una tarea larga en el tiempo y quizás aburrida, normalmente son horas y horas a la cuerda, de clases particulares, que son costosas y monótonas, horas de dar vueltas encima de un caballo tranquilo que nos permita centrarnos en aprender a equilibrar nuestro cuerpo encima del suyo en movimiento. El asiento es lo más importante a la hora de montar, sin un asiento independiente no funcionará nada a caballo y lo que puede ser una diversión se convierte en un sufrimiento. Un buen asiento a caballo, al menos en Doma Clásica, no consiste en lograr mantenerse sobre el dorso del caballo a toda costa y sin caerse. No. Es un hecho que son muchos los jinetes y amazonas profesionales que tienen un mal asiento, y, que sin embargo ganan concursos y medallas. No hace falta tener un buen asiento para ganar, pero cuando se trata de hacer que la Doma con nuestros caballos fluya y se vuelva fácil, sin tener que recurrir a elementos ajenos, a la dominación como último recurso, y cuando queremos que nuestro caballo se desarrolle y envejezca sano, tener un buen asiento es clave. Un buen asiento es algo que reconoce el propio caballo. Frecuentemente vemos como cambia de actitud un caballo con tan solo cambiar de jinete, donde antes había apatía y movimientos rasos, de repente hay suspensión, y ello sin hacer prácticamente otra cosa que "caer bien a caballo". Parece cosa de magia pero no lo es. El asiento correcto o lo que viene a ser lo mismo, la correcta posición a caballo por parte del jinete es un concepto que ha variado con el tiempo. Si observamos fotografías antiguas de jinetes de Doma Clásica sobre sus monturas deducimos que el asiento ha ido poco a poco retrasando sus pantorrillas y adelantando el punto de gravedad. Sin embargo en las imágenes de la Guerniere se monta más largo y profundo. ¿De qué se trata entonces el asiento independiente?. La posición a caballo varía con la constitución física del jinete. La conformación y proporción de torax, extremidades, caderas tiene como consecuencia un equilibrio natural distinto. En las pistas observamos a menudo las diferencias entre jinetes con piernas largas y jinetes con piernas cortas. A primera vista parece que los primeros tienen más facilidad para caer a caballo. Sin embargo, ésto, dentro de una normalidad, es una ventaja aparente. Isabell Werth, una amazona con un estupendo y equilibrado asiento, mide 1,68 cm y sus piernas no son tan estilizadas ni largas como por ejemplo las de nuestra amazona olímpica Beatriz Ferrer-Salat que bien puede medir 10 centímetros más. La clave está en haber encontrado el punto de equilibrio correcto, en el que por cierto las piernas ciertamente acaban a la altura del medio muslo. Ahora bien para los jinetes que en lugar de montar con el peso, montan abundantemente con las piernas y con el torax, algo precisamente no inusual entre los jinetes profesionales, la estatura y su correlación entre las extremidades del cuerpo son un factor influyente a la hora de dar las ayudas. Unas piernas largas llegan muy bien con la espuela a los costados del caballo al tiempo que la pantorrilla abraza cuando no aprieta las costillas; un tronco alto crea una mayor palanca que uno corto al aplicar la espalda sobre la zona dorsolumbar del caballo, y así en muchos otros ejemplos más. Estas suelen corresponder a montas aguerridas, más firmes que, a pesar de los premios sucesivos en los cuadrilongos, poco tienen que ver con la llamada "gracilidad" del baile. Recordemos una vez más que la Doma consiste, como en el baile, en convertir el esfuerzo en gracia. La clave del asiento correcto a caballo, para aquellos que montan con su peso, está en que el jinete aprenda a hacer coincidir su punto de gravedad con el punto de gravedad del caballo. La unión de los dos centros en uno crea el asiento perfecto. Así que el jinete principiante debe empezar por aprender a controlar su cuerpo encima del caballo para que este no interfiera desfavorablemente, desequilibrando y molestando. Por eso en algunas escuelas avanzadas de equitación inglesas, los alumnos se familiarizan con su propio cuerpo y el del caballo con un ejemplar mecánico que imita los diferentes aires del caballo. Esto permite al alumno centrarse exclusivamente en su respiración y en la búsqueda de ausencia de tensión. Lo más importante es que consiga relajar las diferentes partes de su propio cuerpo, la tensión le llevaría a una rigidez y en consecuencia el movimiento no fluiría, lo que es esencial a la hora de montar a caballo. En el peor de los casos, el miedo o la duda lo llevará también a agarrarse a caballo, o bien con las piernas o en las riendas, algo como decimos harto frecuente en las pistas de Doma incluso a altos niveles. El jinete alumno debe centrarse en mantener su cuerpo sobre el del caballo con el correcto contacto de dos puntos de su trasero, los isquiones, que como pies de un funambulista logran sin esfuerzo aparente dejarse llevar y llevar a su vez el movimiento del caballo. La imagen más característica es la de los indios del oeste que al tener que pasar jornadas enteras a caballo sin casi pisar tierra no podían montar de otra forma que con el equilibrio y con la ausencia absoluta de tensión en el asiento. Tienen lo que se llama asiento independiente. Esta imagen mental debería acompañar siempre a todo jinete cuando monta a caballo y cae en la tentación de hacer uso de una monta ruda. Recuerdo en este sentido, hace años, las numerosas ocasiones en que los viejos jinetes del Hipódromo de Madrid se reían y hasta divertían a caballo mientras el potro de turno intentaba descabalgarlos a toda costa. Ellos, los jinetes del equilibrio, con sus escasos 160 cm, iban a la perfección con el ritmo de cada cabriola, giro, empinada, o vuelta con que los potros intentaban sorprenderlos; allí arriba, sin otro punto de sujeción que su apoyo en unos cortísimos estribos, ellos sabían que no necesitaban hacer uso de la fuerza, sino más bien de la diversión, para echarlos hacia delante. ¿Que es un asiento independiente?
El asiento independiente es un expresión que se oye a menudo en las cuadras, en las clases de Doma Clásica. Vamos a ver de que se trata, ¿independiente de que? ¿de quien?. Se refiere a un estado de equilibrio encima del caballo, en el que no nos tenemos que sujetar, nuestras piernas caen sueltas en los costados del caballo, el talón es el punto más bajo, nuestros músculos se encuentran en un estado relajado, de tensión básica suficiente para erguir el cuerpo. Sin embargo tampoco cae "vertical" hacía abajo como lo solemos ver en muchas ocasiones. Observamos primero el cuerpo hacía abajo, el pie se apoya recto y relajado en el estribo y no lleva demasiado peso en un estado normal. Nuestra espalda está recta, alineada con el cuello y la cabeza, no nos inclinamos con nuestro cuerpo hacía atrás, ni demasiado hacía delante. Los hombros están relajados y los brazos caen al lado del cuerpo y están doblados a la altura del codo pegado al cuerpo y desde el codo hasta la boca del caballo se forma una línea uniforme. Como un "guante" debemos caer a caballo. Deberíamos tener control independiente sobre nuestras extremidades, en cada momento sobre nuestras piernas y las pantorrillas también. Quiere decir que si movemos un brazo, que ello no implique mover el torso o una pierna, o alterar nuestra posición por completo. Nuestro cuerpo tiene que memorizar en miles de repeticiones correctas como mantener su equilibrio aunque el caballo se mueva bajo nosotros repentinamente. Existen estudios sobre el aprendizaje del cuerpo, el deportista necesita 2000 repeticiones para que su cuerpo automatice y memorice un determinado movimiento. Cuando hemos aprendido una secuencia errónea ya no se trata de 2000 sino de 7000 repeticiones correctas, el des-aprendizaje y el nuevo aprendizaje del proceso correcto es tan sumamente costoso en el tiempo que queda obvio para cualquiera por qué hay que invertir en una buena enseñanza. La corrección de falsos hábitos adquiridos es tanto en el jinete como en el caballo mucho más complicado de lo que uno se puede imaginar y el éxito aún así no está garantizado. Todo el mundo sabe que las riendas no son jamás para sujetarse, sin embargo muchos jinetes y amazonas hasta en los niveles avanzados las utilizan también para mantener el equilibrio en un determinado momento.
Hay muchas formas de conseguir un asiento independiente. Quien quiera montar a caballo en serio debería centrarse, independientemente al nivel en el que esté, en pulir su asiento. El miedo
Es un elemento mas constante de lo que cabría pensar entre los profesionales que montan a caballo. Son muchos los jinetes y amazonas que ante su sentimiento de miedo al dolor y al daño que pudiera producir una mala caída en su propio cuerpo, pactan con su caballo zonas de no traspaso, ceden y se comprometen con una determinada actitud que se suele revestir de calma, de doma natural, cuando lo que realmente esconde es la presencia del temor, algo que tensiona el cuerpo y el ánimo del jinete. Hay que reconocer ese miedo, ser consciente del daño que puede ocasionar a nuestro cuerpo el hecho de montar a caballo, como paso previo a canalizar ese mismo miedo para convertirlo en fuente de energía y de control. Sally Swift
Una de las personas que nos acompañará en esta excursión es la profesora de equitación Sally Swift, autora del libro "Equitación centrada". Libro sumamente recomendable para quien quiera profundizar en este tema. Esta amazona norteamericana sufría la enfermedad de escoliosis desde su infancia. A lo largo de su historial de enfermedad creo que cualquiera puede experimentar las enormes ventajas que le produjo la práctica de la equitación cuando conoce a la fisioterapeuta Mabel Ellsworth Todds que le anima a aprender a montar a caballo. A raíz de su propia evolución experimenta la importancia esencial de un asiento correcto tal como probablemente pocas personas lo puedan vivir (the thinking body "un cuerpo pensante"). Sally descubre en su "viaje" muchas teorías y corrientes que se remontan realmente a las artes marciales, antiguas filosofías y sabidurías en su mayoría asiáticas: como el tai chi, chi gong, el zen etc., todas ellas relacionadas con teorías sobre el equilibrio interior, la relación de equilibrio que deberían mantener cuerpo y mente en cada uno. En la enseñanza de Sally Swift son cuatro los principios claves que tenemos que entender y asumir antes de acompañarla en sus explicaciones avanzadas. Al fin y al cabo se trata de pequeños "trucos" con grandes efectos. La respiración, los ojos, "el centrado" y los cubos de construcción son términos que tenemos que entender y que nos pueden ayudar a mejorar el asiento de una forma gráfica e imaginaria, veamos a continuación que quieren decir estos 4 principios. ¿A que se refiere la autora con el concepto de los ojos suaves y duros?. Ella nos recomienda el siguiente experimento encima de nuestro caballo. Nos invita a que observemos a nuestro alrededor con "ojos suaves" y con "ojos duros". Podemos comparar estos conceptos con términos que conocemos de la fotografía. Los ojos duros corresponden a un enfoque duro, nítido, constante sobre un objeto, no podemos ver nada más, hemos utilizado el zoom y hemos focalizado la vista en un objeto concreto. Lógicamente este tipo de mirada no nos permite ver nada más que el objeto enfocado. Los ojos suaves al contrario son como si estuviéramos utilizando la cámara con un gran angular. Estamos montando en el cuadrilongo y enfocamos nuestro alrededor por encima, algo que nos ayuda a mantener una visión global y no cerrar la percepción hacía otros aspectos de la equitación. Estamos receptivos para el campo visual, no solamente para un objeto determinado. Podemos captar más información, también sobre el caballo, sobre el propio cuerpo, lo que ocurre debajo de nosotros. Nos permite notar si nos movemos correctamente, si el caballo mueve el dorso y si estamos en armonía con el. Sally nos cuenta su experiencia con un ejemplo donde puso un día a 4 chicas encima de sus ponis a montar con ojos suaves en un picadero y el resultado fue asombroso, no se cruzaron ni una vez; durante los 10 minutos que duro el ejercicio estaban especialmente centradas y no se molestaron entre ellas en sus recorridos. Ojos suaves
Ojos ampliamente abiertos igual a nuestra conciencia, abierta hacía lo periférico, manteniendo la conciencia de todo el campo de visión. Nos permite sentir sensaciones desde el interior. El mayor campo de visión aumenta la conciencia sobre uno mismo y el cuerpo del caballo. En consecuencia sufrimos menos tensiones y una mejora del movimiento hacía delante, más facilidad y nos sentimos más libres. La respiración
La respiración es la clave en muchas de las antiguas filosofías asiáticas para poder preparar el cuerpo para la meditación, así que para aumentar la concentración, nos desprendemos de lo secundario. Necesitamos comprender la anatomía de nuestro aparato respiratorio, visualizaremos el diafragma, el músculo que se parece a una gran seta y que está situado debajo de la caja torácica. Al respirar correctamente hay que mover el diafragma, lo podemos comprobar al poner la mano sobre nuestro vientre, si se mueve entonces respiramos correctamente. La respiración abdominal es la correcta, el oxigeno llega hasta el vientre que sube y baja. Nos imaginamos un fuelle que se abre y se cierra fácil, el aire tiene que entrar abajo en el centro de nuestro cuerpo. La imagen errónea sería la de un globo, nos cuesta mucho inflar el globo. Nuestro mayor problema es muchas veces que nos olvidamos de respirar correctamente, entonces contenemos la respiración que es lo peor que podemos hacer. La respiración profunda y correcta es rítmica y constante, atraviesa todo el cuerpo y hace trabajar el fuelle como dice Sally. También en el caso de la respiración Sally acompaña su explicación de una vivencia personal. Ella tuvo de pequeña un caballo llamado "Kim" al que le gustaba mucho retrotarse, era el típico de tanda al que nadie le había dedicado mayor atención y a Sally le costaba mucho andar al paso con "Kim". Una tarde más andaba por el picadero y tenía clase. Sally logró dar la vuelta al picadero casi entera pero en el último momento "Kim" se retrotaba. Ella estaba muy concentrada y había intentado con todas sus fuerzas hacer andar a su caballo al paso incluso llegó a retener la respiración. Y ahí precisamente estaba el fallo, tanta concentración sobre andar cuando lo que tenía que hacer era dejar fluir.... Y cuando finalmente abandonaba y sin darse cuenta respiraba relajada de repente el caballo ya no se retrotaba. El profesor se sorprendió y cuando le preguntó que había hecho para hacerle andar ella decía "respirar" y así fue. Resumamos: -Respiración
-A través de todo el cuerpo
-Rítmico y constante
-Dejar trabajar el "fuelle" El control desde el centro
Sally Swift hace hincapié en un hecho interesante, la mayoría de nosotros cuando nos subimos encima del caballo, no logramos utilizar nuestro "centro" a caballo. Ella insiste que es de suma importancia gobernar el cuerpo propio y el del caballo desde el centro. Para empezar tenemos que localizar nuestro centro. ¿Dónde está nuestro centro? Ella lo detecta a una altura entre el ombligo y el arco púbico. Por ahí están las terminaciones de muchos músculos importantes, ahí hay innumerables conexiones de nervios, se juntan las extremidades con el tronco y con la columna vertebral. La mayoría de las personas no solemos estar en equilibrio sino que nos encontramos "detrás del equilibrio". Nuestro centro de gravedad está más arriba en el cuerpo y tenemos una tendencia hacia delante y hacia arriba y esto nos impide montar bien y controlar los músculos desde el centro. Para encontrar el centro uno tiene que dejarse caer en si mismo, conscientemente hacerse pesado en la parte central del cuerpo. Resumamos: -Determinar el centro físico con la mano.
-Utilizar los ojos suaves.
-Conciencia puesta en el centro. Podemos decir que la equitación en equilibrio es el primer paso hacía donde la equitación se puede convertir desde una artesanía hacía un arte. Mayores fallos a caballo en el asiento
Si vemos la imagen de un jinete a caballo para cualquiera es posible detectar si esta imagen desprende armonía o si parece desencajada y fuera de su sitio. La imagen de caballo y jinete en equilibrio es una imagen agradable. Los puntos de gravedad de ambos suelen coincidir en esos momentos.
Cuando la imagen nos molesta entonces sentimos intuitivamente que el jinete y el caballo no se mueven a la par o si es que se mueven a la par el jinete está o detrás o delante del equilibrio del caballo, esto también más adelante tiene su traducción en la reacción del caballo a las ayudas. El jinete entonces suele estar entonces desequilibrado, inestable o rígido. A mejor jinete más difícil es detectar los fallos en el asiento porque ha sabido adaptar, o su cuerpo o su caballo, a que constantemente haga "malabares" para hacer contrapeso y no perder el equilibrio. Junto a este artículo sobre el asiento tenemos en este número unas palabras de Jan Nivelle sobre la equitación en su esencia y como arte. Cada jinete con un determinado nivel exige de su propia equitación que no solamente cumpla la función de hacer deporte, sino que también sea una cierta forma de practicar el arte. A pesar podemos observar como la equitación deportiva se empobrece y se reduce cada vez más al resumir la Doma en frases como "móntalo", "recógelo", "reténlo", "aguántalo", "actívalo", "más rápido", esto se encuentra en una contradicción. Al fin y al cabo montamos todos clásico. Y en ello se pierde un poco la técnica de la equitación. La casi infinita variedad de las posibilidades entre de las diferentes combinaciones de las ayudas individuales de la pierna, espalda y mano del jinete en sus diferentes grados de intensidad abren realmente todo una "orquesta de las ayudas". En el caso de entrenadores buenos observamos con seguridad que tienen la habilidad de reducir la complejidad de la equitación hacía un par de principios muy simples pero muy importantes que pueden descubrirse para el jinete en cuestión como un dogma. Pese a ello también aquí llevarán diferentes caminos a Roma, habrá diferentes posibilidades en el camino correcto hacía el objetivo. Lo espiritual
Aún ante el riesgo de llegar a hacer el ridículo para todos aquellos que no ven la equitación como un arte sino que su sublimación solamente la ven como un deporte, o un oficio o como la dominancia de las fuerzas del caballo a través del propio cuerpo. Así como el surfero se encuentra a la búsqueda de la "ola absoluta", así se encuentra el jinete a la búsqueda de la compenetración absoluta. En ese momento ya no tiene que concentrarse en las lecciones, no en descontraer, no en el equilibrio, sino en "aquello" que ha llegado, en que ha habido "click". El jinete descansa en si mismo. Todo se vuelve fácil, se adelantan ligeramente las ayudas antes de que el espectador llegue a percibir algo y cesan al igual cuando el objetivo está cumplido. El caballo está libre bajo palabra de honor, está responsable de sí mismo, antes de que se vea el objetivo y sin tener conciencia de ello. Se ha llegado a ser uno, uno consigo mismo, con el caballo y con el entorno. Todo fluye, no hay vanidad, ni activismo, no queda nada. Lo negativo ha desaparecido. Tampoco puede faltar la confianza, ni puede haber una modestia equivocada. No hay que mostrar a nadie lo bien que montas. Sino que llegó una comunicación espiritual que hace superfluo cualquier otra intervención. No tenemos que insistir en obediencia, solamente queda la naturalidad / evidencia del hecho de la unidad. Máxima fuerza y elasticidad unido a la sencillez de la forma más bella. Esto es Vollendung – perfección. Pocas veces se puede ser espectador de un momento así. Solamente los grandes maestros están capacitados de una presentación así. Pero nada es imposible. Lo que requiere es mucho ensayo. Practicar, practicar y practicar siempre con la meta correcta delante del ojo interior. Pocas veces he podido ser testigo de una presentación así. El picadero se llena con una atmósfera muy particular, contagiosa que sobrecogía a cada uno. Para poder sentir un momento de unión, fusión así, una sensación como si el tiempo y el espacio se estuvieran disolviendo. Máxima felicidad y profunda paz. Por ello vale la pena montar a caballo.
Por ejemplo un jinete demasiado adelantado, sin que tenga una base centrada le produjera al caballo un grave desequilibrio, ya que el peso del caballo en sus dos terceras partes se encuentra en el tren anterior soportar además el peso del jinete integro sobre sus manos tendrá graves consecuencias antes o después. Un caballo que lleva un jinete que se encuentra constantemente detrás del movimiento sufrirá al trote.
Fuente: topieberian.com |
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